Reinaldo Andara

Los cerramientos presentes a través de la historia

La seguridad se ha convertido en una prioridad para todos; las exigencias hoy en día, en cuanto a cerramientos se refiere, van más allá de lograr soluciones con enrejados que solo sean visualmente atractivos; si no que deben cubrir aspectos funcionales para ser resistentes, seguros y durables para colocar una barrera más y alcanzar mayor protección.

Los Cerramientos y su Historia

La reja, como parte del cerramiento de las edificaciones o construcciones, ha sido considerada como un elemento importante desde tiempos remotos. Al indagar acerca de su origen se puede encontrar que su diseño y utilidad surge en las antiguas culturas de Oriente con la realización de jaulas hechas de madera. En Occidente, particularmente en el mundo griego, se emplearon rejas de bronce, para cerrar algunas áreas de los templos y así poder exhibir en ellos los tesoros del culto que, protegidos por la reja, pudiesen ser admirados o adorados por los fieles.

Roma, por su parte, toma estas ideas para fabricar cerramientos fuertes y aisladores en prisiones, circos y anfiteatros, pero esta vez utiliza el hierro como material indispensable de estas construcciones para otorgar mayor fortaleza de tal separación e incrementar la resistencia y la seguridad. Este tipo de reja de hierro también llega a España, ejecutada con la técnica de la forja y con una finalidad exclusivamente práctica pero aún sin ninguna finalidad estética. Ejemplo de ello es la pieza que, conserva hoy en el Museo Arqueológico de Sevilla, construida con gruesos barrotes, engarzados con el sistema de macho y hembra.

Es así como nace el concepto de la reja en grandes proporciones, que complementa una edificación formando parte inherente de su arquitectura aunque de manera moderada. Posteriormente, en pleno siglo X la reja da un paso adelante y se integra ya no sólo como herencia del pasado, sino como una inminente necesidad de proteger espacios contra posibles violaciones y sacrilegios que pudieran darse. Hay que destacar que para este período los mozárabes tenían amplios conocimientos acerca del hierro, el cual se trabajaba a través de una técnica de la forja muy avanzada, esto aunado a la necesidad de proteger ciertos lugares sagrados de los templos, puso en marcha una rejería arquitectónica que va a estar presente a lo largo de toda la Edad Media hispana.

Pero es en los siglos XI y XII cuando la reja deja de ser un sencillo elemento de la arquitectura y pasa a considerarse pieza artística que además de completar el edificio, también lo decora y embellece. Particularmente dentro de la iglesia románica, la reja no sólo es un elemento aislador cual muro transparente, sino que, además, se presenta combinando estética y simbolismo: busca un efecto decorativo de belleza y plasma con sus formas una alegoría cristiana.

Dicha estética la consigue a través de la repetición de volutas (piezas simétricas de pletina de hierro en tal forma, de sección rectangular o cilíndrica y que se sujetan a barras verticales por abrazaderas), que llegan a pautar dos modalidades: una, sencilla a base de la pletina de hierro enrollada sobre sí misma; y otra, con la misma forma pero acompañada con decoración floral en su comienzo y en su final. Tal repetición de motivos se conoció como “encaje férrico”.

Luego, en los siglos del XII al XV, con el auge del arte gótico la reja se eleva y se hace más variada  y compleja. Sus estructuras, alturas y decoraciones crecen en dimensiones y riqueza, creando una estética acorde con el estilo de los edificios que completa y abandonando la repetición de la voluta románica. Ahora compone sus paños con barrotes cuadrillados, hexagonales, cilíndricos y tallados (frecuentemente todos mezclados para mayor enriquecimiento visual); superpone varios cuerpos para alcanzar mayor altura (de acuerdo con la característica elevación de la nueva arquitectura) y traza ricos frisos decorados con diversos motivos simbólicos.

Ahora bien, las rejas así estructuradas debían aislar diversos espacios dentro de la catedral gótica; es decir, tenían distintas conformaciones según las funciones cerradoras que debían cubrir. Y así se fueron creando las modalidades que la reja arquitectónica también trae actualmente:

  • Reja muro, cierra exteriores: patios, atrios y claustros; su idea es la de muro sin paso, pero con visión, aireación y luz.
  • Reja tabique, en interiores, cierra capillas, altares mayores y coros; su intención es la de tabique de separación interna, muy decorado y naturalmente, con permisibilidad del paso de la luz y la visión.
  • Reja lienzo también de interiores, es aquella con la que se confecciona un lienzo continuado a lo largo de un muro interno a base de barrotes y de gran longitud; este extenso lienzo suele constar de tres partes: una, grande y central, que alberga la puerta, y otras dos laterales que presentan ventanas.

Estas tipologías, perdurarán durante el Renacimiento y el Barroco, mostrándose todavía en el Neoclasicismo y el actual siglo. A finales del siglo XV la rejería arquitectónica ya está perfectamente definida como principio fundamental dentro de las catedrales y grandes templos; sus tres finalidades (arquitectónica, funcional y emblemática) se han condensado en su obra; y, queda implantada como característica prototípica del arte español. Desde entonces y hasta la decadencia económica del siglo XVII los grandes maestros hispanos de la forja marcaron sus pautas y tipologías al resto de Europa y en el campo de un diseño que maneja formas aligerando espacios y abriendo bloques para no detener la luz.

Las Rejas en Venezuela

Las primeras rejas de hierro de los balcones y de las ventanas en Venezuela se importaron de Vizcaya; (finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII). Posteriormente los artesanos locales comenzaron a realizarlas a partir de varios barrotes de sección cuadrada, puestos verticalmente e insertos en una pletina horizontal, sin ningún tipo de adorno. Por su forma recibieron el nombre de “rejas de cuadradillo”. Los barrotes de sección cuadrada con los que se elaboraban ya venían hechos de las fundiciones de Vizcaya y constituyeron, en el siglo XVIII, una de las soluciones para simplificar la tarea de los herreros.

En cuanto a su diseño, se sabe que las rejas voladas eran muy altas y estaban colocadas en las fachadas exteriores. En la parte superior de la reja se colocaba un guardapolvo de mampostería que descansaba sobre una tabla de madera. En la parte baja, la reja se apoyaba sobre una repisa, igualmente de mampostería. Cada extremo de los barrotes estaba remachado por una pletina. Para formar el volado, a cada lado de la reja, se añadía un barrote extra. En medio de ella, generalmente, había dos pletinas horizontales por donde pasaban todos los barrotes y de las que salían, a cada lado, unas patas dobles que se incrustaban en la pared.

Las rejas embebidas, por su parte, eran colocadas al ras de la pared y estaban sujetas a un marco de madera que servía a la vez para fijar las hojas o puertas de las ventanas. Eran, por lo general, bastante más pequeñas que las rejas voladas. Se usaban en los interiores de las viviendas y sólo excepcionalmente en el exterior. Las puestas en huecos de sótanos o de lugares comunes eran de tamaño muy reducido. Muy rara vez se hicieron en sentido horizontal como la que aún existe en la Catedral de Caracas y que sirve para proteger el hueco que le da luz al altar mayor de la nave de San Pedro, o como la que se sabe existió en una galería de la casa de Don Juan de Vegas y Bertodano.

Entre los años 1764 y 1765, se construyó una casa en la ciudad de Coro que se convirtió en un caso emblemático, puesto que era la única casa con rejas de hierro mientras todas las demás la tenían de madera. Le dieron el nombre de la “Casa de las ventanas de hierro”, en el centro tenían un pequeño adorno de doble voluta. Se sabe que fueron fabricadas en Vizcaya y compradas especialmente para la casa.

La sencillez del prototipo de rejas comunes del período hispánico venezolano puede verse reflejada en un modelo diferente que estaba adaptado a otro uso, se trataba de una reja que separaba el patio principal de un jardín que llegaba hasta el fondo de una casa de Caracas, según Möller estaba formada por unos balastros cuadrados, colocados entre unos pilares bajos de mampostería montados por unas perillas. Las rejas eran lisas y como detalle estético, los balastros de cada cuerpo aumentaban de altura desde la orilla hasta llegar al del centro que era más alto y todos terminaban en una punta aguda.

Otro caso que se conoce es el de unas barandas de hierro de barrotes lisos que delimitaban la calle frente a la Catedral de Caracas y que protegían el desnivel con la Plaza Mayor. A mediados del siglo XIX los barrotes redondos sustituyen a los cuadrados, dejando atrás las rejas de cuadradillos en ventanas y balcones. Un intento de crear una obra con estricto sentido

decorativo, fue el caso de las cuatro rejas de hierro forjado que formaron las barandas de la Catedral de Caracas. Para la época debieron considerarse piezas de gran lujo y novedad ya que eran las únicas rejas de este de estilo neoclásico, que se hallaban en el interior de la Catedral. Fueron terminadas en 1800 por el ebanista Serafín Antonio Almeida, estas rejas vinieron adornadas con óvalos, lazos, volutas y hojarascas doradas y se insertaban en unos delicados marcos de cedro enchapados.

La Actualidad

Actualmente las rejas se han convertido en piezas significativas de cualquier espacio urbano, bien sea porque se requiera fortalecer la seguridad o bien porque se busque delimitar alguna área. Podemos notar, y no con asombro, como de un tiempo a esta parte, las rejas, si se quiere, han evolucionado y ya no se colocan especialmente como cerramientos de capillas en Iglesias, como en siglos anteriores, sino que son muy utilizadas en hogares, parques, sitios públicos, así como también para

Enrejar urbanizaciones enteras. Nunca se duda en invertir en una reja, y siempre existe un sin número de ideas para desarrollar el proyecto.

Al igual que en otros tiempos, las rejas siempre deben combinar la estética y la funcionalidad, ya sea con diseños intrincados o simples, y con resistencia y durabilidad, para brindarles a los usuarios un óptimo sistema de cerramiento. Es por eso que brindan protección pero al mismo tiempo decoran y otorgan cierta distinción extra al lugar donde se encuentran instaladas a la vez que permiten expresar la creatividad del diseñador, la habilidad del herrero que la fábrica y en muchos casos el buen gusto del usuario.

Pero no basta limitarse solo a un buen diseño y a una impecable mano de obra, también es necesario seleccionar y combinar buenos productos, que permitan asegurar resistencia, larga vida útil y fácil mantenimiento, cualidades éstas que se alcanzan con los productos de acero macizo cuyas propiedades logran satisfacer tales requerimientos.

En el pasado los materiales que se utilizaban para la fabricación de las rejas era el hierro forjado; hoy en día hay que resaltar que los productos más utilizados al momento de decidir qué materiales aplicar son las pletinas, barras y ángulos, productos

siderúrgicos, fabricados desde hace más de 50 años por SIDETUR.

Los Diseños

En la mayoría de los casos, una de las tareas más complejas al fabricar una reja o solicitar su fabricación, es el tema del diseño. El herrero no sólo debe presentar un presupuesto que contemple los materiales a utilizar y la mano de obra, sino también deberá incluir su confección. Construir una reja, implica no sólo la maestría del herrero, sino también disponer de catálogos con modelos o bocetos que faciliten la selección del diseño por parte del cliente. Hasta hace poco, los folletos impresos disponibles en Venezuela utilizados para escoger un modelo eran europeos, principalmente provenientes de España e Italia; sin embargo, desde hace cuatro años aproximadamente, en el mercado se ofrecen excelentes obras en las cuales se pueden encontrar diferentes opciones de diseños de rejas adaptados, en su mayoría, al estilo de la arquitectura venezolana.

Al igual que en los siglos donde el arte gótico estuvo presente, y las rejas se clasificaban de acuerdo con la función y al sitio de ubicación, hoy en día, existen las mismas modalidades; aun cuando la mayoría de ellas tiene la función principal de protección, algunas también se utilizan para delimitar o cerrar espacios.

Las rejas como protección y seguridad se pueden clasificar en rejas para ventanas, para puertas, para fachadas de viviendas o edificaciones, para portones y perimetrales de lugares públicos como los parques y plazas.

Los diseños de rejas para ventanas se pueden escoger entre los tradicionales y sencillos, en donde la barra y la pletina se combinan en forma vertical y horizontal respectivamente obteniendo una especie de cuadricula, hasta los más elaborados en donde se mantiene el estilo europeo antiguo con detalles de volutas y flores ornamentales.

Aun cuando hoy en día las ventanas de cualquier edificación, sea casa o apartamento, se construyen buscando mantener la luz y el espacio para poder disfrutar de la vista; en la mayoría podemos ver diferentes modelos de rejas, muchos de ellos con el objetivo principal de protección y seguridad y otros tratando de embellecer el lugar.

En el caso de las puertas, los protectores tienen la intención de lograr una buena apariencia pero también deben resguardar lo más importante que es el ingreso. Es posible encontrar una gran variedad de opciones en cuanto a formas, materiales y tamaños, pero en todos los casos de selección es necesario valorar los criterios de calidad y durabilidad. Las rejas para las puertas pueden ser de dos tipos: una que forma parte de la puerta misma, que se conocen con el nombre de puertas de hojas, las cuales incluyen en la parte superior una reja ideal para traer la luz o generar una mayor amplitud del espacio, y la otra que se coloca empotrada después de la misma puerta.

Cuando hablamos de portones podemos encontrar que existen diferentes tipos; es decir, deslizantes o basculantes; con una, dos o tres hojas dependiendo del espacio que se tenga. El diseño del portón generalmente coincide con el enrejado de las ventanas para seguir con el mismo estilo y no recargar la vista de la edificación. Los portones de acero macizo han sido utilizados desde hace mucho tiempo ya que además de dar seguridad permiten poder ver el diseño de la vivienda.

En cuanto a la reja perimetral, para su fabricación, lo primero que se necesita conocer son las dimensiones que tendrá la misma y la altura que se desea alcanzar. En la mayoría de los diseños se quiere combinar la función de seguridad con el estilo que embellezca el lugar; aunque también puede encontrarse, sobre todo en plazas públicas, diseños que acompañan el estilo del parque y no necesariamente son utilizadas como protección sino más bien como una delimitación del espacio.

Las Publicaciones

Para seleccionar un buen diseño es importante disponer de un folleto o catalogo que facilite el mostrar o escoger los modelos, ya que eso ayuda a ahorrar tiempo de búsqueda para la toma de decisiones.

SIDETUR, a través de su Fondo Editorial ha venido publicando, desde hace más de 14 años textos de gran utilidad no solo para estudiantes y profesionales del área de la ingeniería sino también para otras disciplinas relacionadas con el diseño, cálculo y aplicación de productos para la construcción y estructuras en general.

Consciente de la escasez de publicaciones nacionales en el sector de herrería, específicamente sobre diseños de cerramientos, SIDETUR decidió editar dos libros con el objetivo de facilitar el proceso creativo y sistemático que conlleva la fabricación de rejas. Es importante resaltar que, en ambos textos, cada modelo de reja expuesto, va acompañado de una tabla con las dimensiones, la cantidad de detalles, el número de piezas cortadas, los materiales a utilizar con la descripción de los elementos que constituyen la reja. Adicionalmente para completar toda esta información, se presenta un plano a escala para facilitar la elaboración de la misma.

Así pues, todo el contenido que se presenta en estas publicaciones le facilitará al herrero definir la cantidad de material requerido, establecer el costo aproximado para la fabricación de cualquiera de los modelos y obtener una idea rápida de la complejidad del trabajo.

Con las publicaciones “100 Diferentes modelos de rejas (2009)” y “Rejas para exteriores (2011)” se tiene la posibilidad de escoger diferentes modelos de rejas para ventanas, portones, rejas perimetrales y rejas para fachadas de viviendas o edificios. El contenido de estas obras ofrece múltiples opciones a la hora de elegir un diseño en particular, pudiendo incluso, incorporar elementos de uno o varios de los modelos presentados para personalizar el diseño y adaptarlo a las necesidades particulares o, inclusive solo combinar colores al momento de pintar la reja para obtener el mismo modelo pero con otro aspecto visual.  En fin, la imaginación se ve estimulada al diseñar una reja utilizando estos manuales.

En caso de querer adquirir estas publicaciones, las puede conseguir directamente con el Fondo Editorial o a través de los distribuidores de acero.